Cuando tenemos un hijo no podemos evitar comparar su evolución con la de los demás niños que los rodean. Es en esa comparación cuando nos damos cuenta de que nuestro hijo aprende a hacer determinadas cosas como hablar, caminar, etc. más lento o más rápido que los otros. Si lo hace más lento no podemos evitar preguntarnos ¿será lo normal o debemos preocuparnos? En este post os vamos a contar porqué unos niños empiezan a hablar antes que otros y en qué momento debemos empezar a preocuparnos.

 

Etapas del desarrollo lingüístico de los bebés

Existen una serie de etapas por las que pasan los bebés en el proceso de aprendizaje de sus competencias lingüísticas pero no hay que olvidar que estas etapas son orientativas ya que cada bebé marca su propio ritmo a la hora de aprender.

Cuando nacen, el primer síntoma de comunicación que establecen los bebés es el llanto. Lo utilizan para indicarnos si tenemos que cambiarles el pañal, dormirlos, darles de comer, etc. Ya a partir de los dos meses comienzan a balbucear reproduciendo pequeños sonidos. Pero no es hasta los cuatro meses cuando comienzan a comprender las diferentes melodías que llevan a cabo las personas que les hablan. Aproximadamente sobre los seis meses empiezan a producir sonidos, que en la mayoría de los casos no tienen ningún sentido aunque creamos (o deseemos) que así sea. En cambio, a partir de los nueve meses ya comienzan a duplicar sílabas que puede formar palabras como mamá o papá y que harán que más de uno se emocione.  Alrededor de los doce meses ya podrían ser capaces de decir alguna palabra y entender lo que significa. Entre el año y medio y los dos añitos ya pueden realizar oraciones de dos palabras e incluso de tres palabras antes de los tres añitos.

Es posible que sobre los dieciséis meses de edad los niños sean capaces de reproducir unas treinta palabras mientras que las niñas serían capaces de reproducir cincuenta. Esto se debe a que las niñas, por norma general, desarrollan sus competencias comunicativas antes que los niños.

 

Razones por las que puede existir un retraso del lenguaje

Si bien es cierto que cada niño es un mundo y tienen diferentes velocidades de aprendizaje, hay determinados aspectos que pueden causar que el desarrollo lingüístico de un niño sea un poco más lento.

Uno de esos aspectos puede ser la herencia. Si el niño tiene algún familiar cercano que haya sido más tardío a la hora de hablar existe alguna posibilidad de que el bebé también lo sea.

Otra de las razones podría ser la falta de necesidad. Si un bebé quiere algo y enseguida los padres se anticipan a su petición y se lo dan, no están incentivando que el niño se esfuerce en pedir lo que quiere. Los niños no van a decir lo que quieren si saben que sin molestarse en pedirlo lo consiguen.  

Una causa muy común en el retraso del habla en los bebés es que éstos sean prematuros. Los bebés prematuros tardan más en hablar ya que su evolución habría que contarla realmente desde el momento en el que deberían haber nacido. Lo mismo ocurre con los partos múltiples ya que los bebés suelen adelantarse y nacer antes de tiempo y con menos peso de lo normal. Más o menos la mitad de los niños que hacen en partos múltiples tardan más en hablar. Sin embargo, esto no es un problema ya que a los dos años la evolución lingüística de estos niños estaría equiparada a la de los bebés que no son prematuros.

Otra causa médica del retraso en el habla de un niño puede ser que tenga infecciones crónicas en el oído ya que la audición está directamente relacionada con el desarrollo del habla.

Incluso puede que los bebés estén tan determinados en desarrollar otras habilidades como, por ejemplo, andar que no presten tanta atención al desarrollo del habla y esto les provoque un retraso en su desarrollo.

 

¿Cómo diferenciar a los niños con problemas de los que no los tienen?

Todas estas razones pueden hacer que los bebés tengan un retraso en el desarrollo lingüístico pero ¿cómo saber si ese retraso tiene verdadera importancia o no?. Lo principal es observar al niño.

Debemos observar cómo el niño desarrolla sus habilidades de forma conjunta. Ya que puede que lleve un pequeño retraso en el habla pero el resto de habilidades las desarrolle con normalidad y en este caso no habría que preocuparse demasiado.

También debemos hablarle al niño y fijarnos en si entiende lo que le estamos diciendo ya que la parte relacionada con la comprensión se desarrolla antes que el habla y el que no nos entienda puede ser un síntoma de que no nos oye bien. Sin embargo, si dice alguna palabra con sentido es posible que sí nos oiga bien y no exista ningún problema importante.

Como ya hemos dicho anteriormente, puede que el problema esté en que antes de que el niño nos pida algo ya se lo estemos dando y, por lo tanto, el niño considere innecesario pedirlo. En este caso no estaríamos hablando de un niño con problemas sino de un niño con síntomas de inteligencia.

Puede que el niño necesite ayuda si, al cumplir el año no balbucea y no responde con gestos a lo que se le dice, si llegados los dieciocho meses no ha dicho ninguna palabra, si con dos años dice pocas palabras y señala con el dedo en lugar de decir algo, si a los dos años y medio no dice palabras completas y si a los tres años los desconocidos no comprenden lo que quiere decir.

En estos casos es aconsejable llevarlos a un especialista. Puede que no exista ningún problema pero siempre nos quedaremos más tranquilos si nos lo dice un experto en la materia.

 

Cómo podemos incentivar a los niños a que hablen

Pero no sólo los especialistas pueden hacer algo para incentivar a los niños a que hablen. También hay muchas cosas que los padres pueden hacer para ayudarlos.

Es importante hablarles mucho para que escuchen nuestra voz y reconozcan palabras. Por eso, también es imprescindible leerles cuentos, contestarles cuando nos dicen algo para estimularlos en la conversación, no corregirlos cuando dicen algo mal sino simplemente darles la razón y repetir lo que han dicho de la manera correcta, cantarles canciones para que se las aprendan y las canten ellos, escucharles cuando nos quieren hablar y hacerles preguntas con respuestas abiertas que les obligue a hablar.

Además, podemos usar juguetes de madera para estimular el habla como por ejemplo puzles de madera con animalitos o formas que puedan coger y familiarizarse con los nombres de esos objetos.

 

 

Cada niño es diferente y su aprendizaje evolucionará a un ritmo determinado. Uno de cada cuatro niños tarda un poco más de lo normal en hablar, sin embargo, la mayoría de ellos no necesitará la ayuda de un especialista ya que se pondrá al nivel de los demás por sí solo. Que un niño tarde más en hablar no es malo, simplemente es diferente y por ello no hay que forzar su aprendizaje.

 

“Para saber hablar es preciso saber escuchar”

Plutarco